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jueves, 9 de febrero de 2012

¿En que se fijan ellas y ellos?



Aunque las preferencias y afinidades respecto son una cuestión muy individual, hay en ellas un común denominador: se fundamentan en las vivencias previas de la persona.  
Las razones de las predilecciones por determinadas personas del otro sexo suele arraigar en las experiencias familiares y pasadas de cada persona, que continúan activas aunque inadvertidas en su mente inconsciente y condiciona buena parte de sus decisiones en muchos aspectos, incluido el amoroso y el sexual, que no siempre van unidos.
“Los hombres de carácter individualista adoptan como punto de referencia el físico de las mujeres de sus familias, con las que han convivido. Ello se debe en parte a que disfrutan con la sensación de comodidad que genera todo aquello que resulta familiar”, explica la doctora Rachel Copeland, sexóloga estadounidense experta en relaciones interpersonales.
Para la autora del libro “Cómo mejorar su vida sexual”, “a algunos les traen las mueres esbeltas, otros las prefieren bajitas, gruesas delgadas. Hay también quien se siente motivado por la variedad. Esta infinita variedad de gustos garantiza que todas las mujeres den con algún hombre que las encuentre interesantes”.
Según Copeland, en un estudio realizado con varones solteros de diferentes edades se demostró que “la expresión facial (la personalidad que emana del interior de una persona) encabeza la lista de rasgos que consideran relevantes en la primera impresión que reciben de una mujer”.
Según la sexóloga, “cuando a un hombre le gusta un rostro, su mirada recorre el resto del cuerpo femenino. En segundo lugar, adoran a las mujeres que hablan a través de sus ojos elocuentes.  La mayoría de ellos sucumben con facilidad ante aquellas que parpadean lenta y delicadamente cuando miran a un hombre. Ello connota una profunda emoción”.
“Los hombres adoran descubrir la mística que esconden unos ojos femeninos. Los párpados semi-cerrados son llamados ‘ojos dormitorio’ a causa del misterio erótico que entrañan. Una mirada pausada, por encima del hombro, puede conquistar a infinidad de solteros reticentes”, señala Copeland.
Para esta experta “una voz cálida lo dice todo. Cuando un hombre examina a su posible compañera y decide que le gusta, el sonido de la voz puede entonces potenciar o disipar el impacto visual. Es útil grabar la propia y escucharla, y practicar con ella procurando incrementar su calidez y carisma, y dulzura, para que sea más atractiva al oído”.
“El lenguaje más eficaz de las manos femenino consiste en asir con firmeza las del hombre, trasmitiéndole así vibraciones de relajación. El sentirá una mayor predisposición a entregarse a ella cuando confíe en su tacto. Un hombre siente que la mujer le da la bienvenida a su vida cuando ella lo recibe con los brazos abiertos y las manos y muñecas distendidas”, afirma Copeland.

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