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viernes, 10 de junio de 2011

El SIDA, a 30 años de su aparición


Una de las pandemias más letales ha cobrado en tres décadas la vida de 22 millones de personas y registrado más de 60 millones de casos en el mundo. Fue calificada primero como un 'extraño brote de neumonía asesina' en un boletín que el 5 de junio de 1981 publicaron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, detectada entre homosexuales de ese país.

Un mes después el organismo de salud señalaba que ese tipo de neumonía letal estaba también provocando un raro cáncer entre esos pacientes en California y Nueva York, y a finales de ese año ya se habían contabilizado 121 muertes y los primeros casos en el Reino Unido y Suecia.

Era un extraño padecimiento, no se sabía qué lo causaba y si era infeccioso, tampoco se contaba con mecanismos de diagnóstico; sólo fue descrito como un tipo de neumonía llamada Pneumocistosis carinii. Después se responsabilizó a un agente infeccioso conocido, un citomegalovirus. Al realizar más estudios se descubrió que no era cáncer ni neumonía, se transmitía por vía sexual y afectaba el sistema inmunitario.

En 1983 Luc Montaigner y Françoise Barré-Sinoussi, investigadores del Instituto Pasteur en París, aludieron a un retrovirus asociado a la linfadenopatía porque los síntomas eran parecidos. Meses después, en 1984, el doctor Robert Gallo en Estados Unidos publicó estudios sobre el aislamiento de varios virus y la correlación entre la presencia de anticuerpos en los afectados por el retrovirus. Dos años después el retrovirus fue denominado virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Y los médicos empezaron a notar que desde el momento en que el virus entraba al organismo sólo hasta diez años después se comenzaban a presentar los síntomas de SIDA. Es decir, muchas personas contagiadas, sin saberlo, habían estado propagando la enfermedad. Luego se supo que el VIH podía transmitirse por relaciones sexuales heterosexuales, por una madre contagiada hacia su recién nacido, en transfusiones de sangre y con agujas contaminadas.

Ahora, ningún virus ha sido tan estudiado como el VIH, y ya no significa una condena de muerte, sin embargo la infección continúa presente y parece estar lejos su cura o el desarrollo de una vacuna eficaz, aunque Hay avances como la posibilidad de reducir la transmisión de la infección en pacientes que reciben tratamientos antirretrovirales, y existen microbicidas vaginales para evitar el contagio entre mujeres.

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